Carta Abierta a la ministra de Asuntos Exteriores de España, Trinidad Jimenez

Podría uno empezar felicitando a su señoría por su nombramiento pero por la manera en que usted inició su gestión preferimos esperar un poco antes de adelantar la cortesía.  En verdad su negación de la existencia de presos políticos en Venezuela es el tipo de error que uno no espera a su nivel.  Pero usted va aprender rápido: su cortesía con nuestro gorila local no le sirvió de mucho ya que este ya está acusando a su gobierno de cobarde.

Uno no sabe si su error se debió a una falta de su equipo de trabajo, o si usted no cumplió con leer su dossier con la atención debida.  Usted sabrá mejor y no especularé.  Tampoco me voy a encargar de explicarle el por que de su error, esperando que la malísima opinión que usted ya posee en Venezuela le obligue si no a reflexionar, por lo menos a aguantarse la lengua de una manera mas diplomática.  Usted ha logrado en una semana la hazaña de quemarse por los dos lados, como decimos aquí, volviéndose perfectamente inútil para su gobierno en cuanto a Venezuela se trate.

Lo que si me permito decirle es que con el tipo de razonamiento que usted esgrimió en su comparecencia en el senado español cualquiera en un futuro cercano puede llegar a decir que ni los presos cubanos ni Aung San Su Kyi son presos políticos ya que todos ellos tienen cargas penales legales contra ellos. Obviamente estirando la definición de la palabra legal.

¿A quien le cree uno mas, a la legalidad de un país o a las ONG recusadas por dichos países?  ¿O es que usted no invocó "causas penales" como escusa a su negligencia?  ¿O es que ahora España se subordina a ciertas ONG para decidir sobre sus posiciones internacionales?  Por favor, explíquenos cuales son los criterios definitivos de su gestión para poder entender mejor sus próximos desplantes que estamos seguros no tardarán en llegar.

Uno pensaba que peor que Moratinos no iba a ser su sustituto.  Pues bien, peor ya ha resultado, y ademas idiota, porque Moratinos era un pillo pero por lo menos sabia contestar y errores así no los cometía.