Guanaguanare

Guanaguanare
Guanaguanare es un extraño villancico, lleno de la tristeza de la separacion si escuchan la exquisita sobriedad de Jesús Ávila, o el consuelo algo mentiroso de la versión navideña de Nancy Ramos. Y sin embargo es delicadamente evocador de la calma de las mañanas en Sucre, si han tenido la suerte de disfrutarlas, una calma como no la he sentido nunca en otro mar.

Tengo que admitir que este fin de semana mientras saqué al aire mi música navideña, se me anudó la garganta. Así operan las extrañas asociaciones de nuestras mentes, haciendo de una canción un símbolo de todo lo que anda mal en nuestro entorno. Seguramente es una triste coincidencia que esta tonada incluya el nombre de Guanare donde esta semana se unieron en una mugre espantosa tantos aspectos de nuestra miseria. Pero esa mugre nos ha sido impuesta por un régimen que en verdad no ha hecho nada para proteger a los derechos del niño, de las minorías sexuales, de la propiedad, de nuestros derechos básicos. Es cierto que no podemos culpar al chavismo por el machismo, la homofobia, la ignorancia del débil que son la triste herencia de nuestra historia. Pero sí lo podemos culpar por pretender ocuparse de estos asuntos cuando en verdad los agravó mientras perseguía el poder, y el dinero, y el materialismo, que hoy reinan supremos.

Y para completar la semana anoche los malandros fascistas incendiaron la "casa que vence las sombras" mientras que hoy en otra cadena obscena el grotesco tirano de nuestro espíritu jugó con un niñito en disfraz de militar.

Pero Jesus Ávila no nos deja sin un consuelo

Tenue es la luz y alegre la alborada